martes, 11 de diciembre de 2012

El cáncer.

El cáncer es un término que se usa para enfermedades en las que células anormales se dividen sin control y pueden invadir otros tejidos. Las células cancerosas pueden diseminarse a otras partes del cuerpo por el sistema sanguíneo y por el sistema linfático.

El cáncer es generalmente clasificado según el tejido a partir del cual las células cancerosas se originan. Un diagnóstico definitivo requiere un examen histológico, aunque las primeras indicaciones de cáncer pueden ser dadas a partir de síntomas o radiografías. Muchos cánceres pueden ser tratados y algunos curados, dependiendo del tipo, la localización y la etapa o estado en el que se encuentre. 


Según investigaciones, los tratamientos se especifican según el tipo de cáncer y, recientemente, también del propio paciente. Ha habido además el  progreso en el desarrollo de medicamentos  que actúan específicamente en anormalidades  de ciertos tumores y minimizan el daño a las células normales.





Los tipos de cáncer se pueden agrupar en categorías más amplias. Las categorías principales de cáncer son:





  • Carcinoma: cáncer que empieza en la piel o en tejidos que revisten o cubren los órganos internos.
  • Sarcoma: cáncer que empieza en hueso, en cartílago, grasa, músculo, vasos sanguíneos u otro tejido conjuntivo o de sostén.
  • Leucemia: cáncer que empieza en el tejido en el que se forma la sangre, como la médula ósea, y causa que se produzcan grandes cantidades de células sanguíneas anormales y que entren en la sangre.
  • Linfoma y mieloma: cánceres que empiezan en las células del sistema inmunitario.
  • Cánceres del sistema nervioso central: cánceres que empiezan en los tejidos del cerebro y de la médula espinal. 

Origen del cáncer

Todos los cánceres empiezan en las células, unidades básicas de vida del cuerpo. Para entender lo que es el cáncer, ayuda saber lo que sucede cuando las células normales se hacen cancerosas.
El cuerpo está formado de muchos tipos de células. Estas células crecen y se dividen en una forma controlada para producir más células según sean necesarias para mantener sano el cuerpo. Cuando las células envejecen o se dañan, mueren y son reemplazadas por células nuevas.
Sin embargo, algunas veces este proceso ordenado se descontrola. El material genético (ADN) de una célula puede dañarse o alterarse, lo cual produce mutaciones (cambios) que afectan el crecimiento y la división normales de las células. Cuando esto sucede, las células no mueren cuando deberían morir y células nuevas se forman cuando el cuerpo no las necesita. Las células que sobran forman una masa de tejido que es lo que se llama tumor.


Imagen titulada Pérdida del control del crecimiento normal. La imagen muestra la división de una célula normal y el suicidio celular normal, o apoptosis, de una célula dañada. También muestra la división de una célula cancerosa, a través de varias etapas de mutación, que termina en un crecimiento sin control.


No todos los tumores son cancerosos; puede haber tumores benignos y tumores malignos.
  • Los tumores benignos no son cancerosos. Pueden extirparse y, en la mayoría de los casos, no vuelven a  aparecer. Las células de los tumores benignos no se diseminan a otras partes del cuerpo.
  • Los tumores malignos son cancerosos. Las células de estos tumores pueden invadir tejidos cercanos y diseminarse a otras partes del cuerpo. Cuando el cáncer se disemina de una parte del cuerpo a otra, esto se llama metástasis.
Algunos cánceres no forman tumores. Por ejemplo, la leucemia es un cáncer de la médula ósea y de la sangre.

DIágnostico del cáncer.

Muchas personas son sometidas a biopsias con la esperanza equivocada de "descartar" la presencia de cáncer.
Hasta la fecha no existe ninguna técnica conocida que permita descartar la presencia de cáncer y menos la biopsia.
Se sabe que el ser humano tiene células malignas en su organismo y que el sistema inmunológico se deshace normalmente de ellas. Cuando el sistema inmunológico falla, éstas células malignas no son destruidas y comienzan a proliferar terminando en el desarrollo de tumores malignos y metástasis.

Es por ello que las personas que sufren de salud deficiente desarrollan más fácilmente cáncer que las personas sanas. Un ejemplo clásico son los pacientes con SIDA (AIDS) también conocido como Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
También está comprobado que los estímulos psicológicos negativos como la depresión y el resentimiento facilitan la reducción de defensas y por tanto la aparición de cáncer. También está comprobado que las personas que practican deportes, en especial los extremos, son menos susceptibles de adquirir cáncer pues su sistema inmunológico es más eficiente.
Diagnósticos como: "No existe cáncer", "se descarta tumor maligno", son falsos pues las técnicas empleadas no permiten evaluar todas las posibilidades existentes pues muchas de estas posibilidades son aún desconocidas.
Comparativamente podemos afirmar que antes del microscopio no "existían" las bacterias pues no podíamos verlas. Igual sucede con formas de cáncer aún no detectables.
Está científicamente comprobado que el cáncer no es una enfermedad que "exista en una persona" o no "exista en otra persona", pues el cáncer se desarrolla en estadios de gravedad variable. Un ejemplo común es la clasificación Gleason en la evaluación de cáncer prostático, cuyos valores inferiores a 8 son dudosos; y en los valores bajos -o negativos- no significa que no haya cáncer.
La biopsia puede mostrar valores de Gleason bajos en la muestra obtenida, incluso menores de 2, y existir cáncer en la próstata, pero no haber obtenido una muestra del tumos, pues en la biopsia solamente se obtiene el 1% de tejido prostático. Igual sucede en las biopsias de seno, hígado, riñón, páncreas, etc.
Naturalmente, cuanto más se examine, más aumenta la posibilidad de detectar cáncer. Así, una autopsia es más sensible que en una biopsia. Pero, si no se detecta cáncer, no quiere decir que este no exista. Sólo significa que no se detecto.
Sería poco práctico efectuar biopsias de todo el cuerpo con el fin de detectar cáncer, y menos aún con el fin de descartar cáncer, pues obviamente sería absurdo perforar todos los órganos múltiples veces.
Es por ello que insistimos en los exámenes de imágenes de alta sensibilidad como el CMP-Cáncer, que no son invasivos, detectan efectivamente tumores y otras alteraciones, como cálculos, quistes, etc., y no causan daño alguno al organismo.

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